El árbol de mango y la veranera han decidido abrazarse y es así como me inclino a escribir acerca de las íntimas relaciones entre los sistemas energéticos que nos conforman, informan y se manifiestan en materia pulsante, luz y frecuencia amorosa.
Somos el nudo de una red universal, apenas el enlace entre multiples filamentos lumínicos que titilan en el cielo. En nuestro cuerpo, replandecen coronas, ruedas que giran incesantemente merodeando el cuerpo físico, descargando su corriente sobre determinados puntos que a su vez, gestan un interfaz entre el aura y el cuerpo físico, entre el éter y la carne.
Siete chakras mayores, cuatro extracorpóreos, trescientos sesenta mil nadis, descargan sus rayos en el aura, nuestro cielo personal. Catorce circuitos recorren nuestro cuerpo físico asentados en la profundidad de nuestras fascias y colágeno, distribuyendo bioelectricidad.Un verdadero universo de relaciones intrapersonales que dejan huellas en la materia, mediante la química corporal, las glándulas y las hormonas, los órganos y sus calidades.
El Chakra cuatro impacta la sexta vértebra dorsal, nos permite experimentar la frecuencia del amor incondicional, ésta se manifiesta en el color verde.Un tren de ondas a modo de oleaje, expande la materia y nos impulsa al contacto, a la entrega, abre nuestras manos hacia el mundo, nos fundimos con la existencia. Los caminos de la humanidad parecen no ser recorridos con las brújulas que aseguran llegar a buen término en expansión y contracción, titilando como las estrellas.
En algún momento nos perdimos y ahora ya no sabemos como retomar el rumbo, la escucha interna parece difícil, pero cada vez más seres se orientan hacia el centro. La marea, regresa hacia la costa de los divinos dictados, siguiendo la huella de algunos adelantados.
Si te detienes y escuchas, si atiendes al latido del corazón, a sus ritmos, pronto encontrarás la clave. En clave humana se manifiesta el amor. En el centro del tórax, un tambor recuerda el dar y recibir, envía sangre y la recoge. Purifica y entrega, recibe, purifica y entrega, los ritmos del amor laten en nuestro pecho.
Elsa Noemi Am
Jueves 4 de Febrero del 2021
Samara, Costa Rica