Hablar de psicología corporal es describir un territorio fundado en la paradoja, territorio en el que dos conceptos opuestos se funden, dejándonos como resultado la perplejidad de encontrarnos con el vacío de sentido.
Psicología, ciencia que estudia la psique, esta vez indagando el territorio antagónico: el cuerpo. Esta imprecisión del nombre, dinamita el sólido discurso acerca de los territorios bien definidos, atrincherados en su capacidad semántica.
Esta perplejidad nos acompaña a la hora de indagar en verdades incluidas en diversas disciplinas que entrelazan: al cuerpo emocional, al cuerpo del saber, al cuerpo social, y al cuerpo energético, todos nombres que solo definen esta provisoria existencia que somos y desenvolvemos en los ámbitos posibles de nuestra realidad manifiesta.
Esta red de enunciados que se desenvuelve desde principios del siglo XX de manera definida, se inicia claramente mediante el aporte intelectual del médico Wilhelm Reich. Este, puede ser llamado a cabalidad el Padre de la psicología corporal, de la misma manera que Carl jung lo es de la escuela Transpersonal y humanista.
La vigorosa presencia de su pensamiento se reconoce en psicoanalistas de corte freudo marxista como Marcuse y Fromm, así como en los posreichianos: Alexander Lowen y Fritz Perls, bioenergético y gestáltico respectivamente.
La obra pionera de Reich se hace cargo de la pulsión vital natural, demasiado atrapada ya en las rejas de un pensamiento mecanicista y profundamente idealista.
Las palabras y las ideas revistieron el cuerpo con los fatídicos signos de un entendimiento prejuicioso y racionalizador, que en vez de liberar el tormento emocional, logró enterrarlo en las profundidades de un soma censurado y mortificado, que solo habla por medio de los síntomas de la enfermedad.
Así las cosas, la naturaleza se expresa en la boca de un hombre, la red de conciencia encuentra su aparato fonador, su mano escribiente. Es en la singular experiencia de este científico, al que la vida le otorgó el reto de descifrarla, donde se inicia nuestro recorrido hacia el territorio de la corporeidad, las emociones y los sentimientos cósmicos.
Así como el objeto de estudio de Freud fue el inconciente, el objeto de Reich fue la energía. En el inicio de su obra: la energía sexual luego, la energía vital, y el último Reich nos habla ya de energía cósmica.
La persecución de este objeto evanescente y a veces de una fuerza material arrolladora, da como resultado una gran Teoría de la realidad.
Relacionando las manifestaciones de una energía esencialmente idéntica que actúa al mismo tiempo en el hombre y en el mundo, a nivel psíquico, a nivel biológico y biofísico, Reich parió su obra poderosa y trascendente más allá de los intentos de mordaza y robo intelectual.